lunes, 26 de septiembre de 2011

La próxima página (Segunda parte: un viernes)

Aquel viernes no paraba de sudar. Ni de fumar, eso seguro que lo recuerdas. Esa tarde, tú tenías el control. Y sencillamente, me dejé llevar por ese poder. Esa fuerza irresistible. Te acompañé al coche y nos despedimos. A cada paso que dabamos, estaba más convencido. Y era todo, tu manera de caminar, cómo sacaste la llave del coche como si fuera una navaja traicionera... Todo. Había tensión. Y tal vez, los dos deseamos que la velada terminara con otro final, pero tenía más sorpresas preparadas...

Llegué a casa. No me costó demasiado. Y te tengo que decir, ahora, que la sensación de vacío que tuve en aquel momento, de tremenda soledad, no la había sentido nunca. Sólo quería volver a verte y me importaba un bledo absolutamente todo. El cuando, el cómo, es algo que se queda para nosotros, porque fue magia. Me lancé al cuaderno que utilizaba para tomar notas y dibujar para escribir algo. Le saqué una foto y te la envié. "Gracias por hacer mi día perfecto", decía. La respuesta no se hizo esperar. No te lo terminabas de creer, pero yo estaba tocado y hundido, desde ese momento. Y yo te dije, déjame demostrarte todo lo que ha sido para mí esta tarde, esta vuelta a casa, con algo sencillo: una canción. Una segunda canción. Me encerré. Y en menos de una noche, mientras todo seguía fresco, lo conseguí. Escribí, puede, lo más sincero que había hecho hasta el momento.

Lo que sigue, es ya historia vivida. Y fueron dos semanas largas, de conversaciones, mensajes, cartas y miedos, con las que conseguí una sola cosa: que tuvieras fe otra vez. La primera parte de esta historia veía a un Pablo que se hacía preguntas. Esta segunda, es la cara opuesta. El convencimiento. Se cumplen dos años de ese viernes muy pronto. La historia es nuestra. La canción, sólo tuya.

Un viernes

"Es como volar,
las suelas de mis zapatos
a dos pies por encima del suelo,
Es algo innegable
y aun y todo,
una X por resolver,
he estado aquí durante años
escondido en cada paso que dabas,
he esperado con ánsias
a que asientas para volver a vivir;

Tímidos ojos sin color,
os habéis convertido en mi Leitmotiv,
Las estrellas en tu muñeca
hacen que me sienta de sangre caliente
otra vez,
un viernes
dos desconocidos se encontraron
en una ratonera,
un viernes
los planetas dejaron de orbitar;

Así que explícamelo como si fuera un crío,
¿Podrías soportar esta puta ola de cambios
para calmar el dolor que llevas dentro?
Explícamelo como si fuera un crío."

No hay comentarios: