El otro día, echando cuentas y mirando tan hacia atrás que
casi me dio vértigo, recordé la primera peli que vi en el cine: Oliver y su
pandilla. Con mi padre. Tendría unos tres años. Y todo a santo de que sin hacer
demasiado ruido, callandico y por la puerta de atrás, cierran los Cines
Olite. El escenario de esa primera peli. Tocado y hundido.