martes, 28 de junio de 2011

Ozzy, ese pariente divertido de Bertín...

Después de la resaca, de los kilómetros de viaje, de que me diera bien el sol en las canillas, era “justo y necesario” que le dedicara unas líneas al 23 de junio, pasado, día en el que me embarque en un viaje de pirados con mi buen amigo Iñaki para ir al Azkena Rock. No voy a dar demasiados rodeos…  La experiencia fue acojonante. Punto. Aquí os dejo un pequeño desglose de lo que pasó y lo que vimos.

Bizardunak


Tenía curiosidad por ver a estos barbudos de la Txantrea. Me hubiera encantado verlos. Lamentablemente, no llegamos a tiempo. Pudimos escuchar algún atisbo medio folkie en la lejanía, pero no mucho más. La sed y el calor, nos obligaron a parar en boxes antes de entrar para regarnos con cerveza. Es lo que pedía el cuerpo.

Eels

Tremendos. Eels, es un grupo que de alguna forma se ha convertido para mí en un amigo al que le pierdes la pista y con el que después de mucho tiempo, te vuelves a encontrar. Les perdí la pista. Pero me pasé sonriendo todo el concierto, recordando los tiempos de finales del instituto, comienzos de la universidad.

Tocaron todo lo que tenían que tocar para mí. Les descubrí en verano del 2003 con “Saturday Morning”, del Shootenanny. Han mutado desde entonces. A día de hoy, Eels es una mezcla sana de orquesta Soul, con su sección de vientos y ZZ Top. Cojonudos.


Black Country Communion

La sorpresa del festival. Puro rock con cierto saborcillo proto heavy, que diría mi santo padre a lo Led Zeppelin, demostrando claramente, que los viejos rockeros nunca mueren. Les seguiré la pista.


The Cult:

Entré en contacto con este grupo en mi época “oscuroadolescente” gracias a mi amigo Luis y a una película: Demons 2. En la peli, se ve la transformación de un personaje en demonio mientras suena un temazo de su primer disco titulado Rain.

Inyección de buen Hard rock ochentero en el que las camisetas de Sisters Of Mercy, acompañadas de melenas con canas, se dieron la mano con las nuevas generaciones. Concierto sólido y breve, que dejó sorprendidos a todos con un frontman de espectaculares dimensiones, pero con mucho callo y saber estar. Muchos de los asistentes al bolo seguro que siguen buscando al enigmático “Mister Piso”.


Rob Zombie 

El plato con el que empezar a salivar en el festival (por si aún alguien no había empezado a hacerlo). No decepcionó. Zombie lleva consigo una banda capaz de meterse al público más difícil en el bolsillo. Tiene una presencia escénica impresionante.

Un escenario decorado como una peli de serie B de los cincuenta hizo el resto. He oído que al bajista le robaron su mascara de calavera esa misma noche. El mosqueo debió de ser descomunal, o así lo ha hecho ver vía twitter.


Ozzy Osbourne

La gran decepción de la noche y la prueba, queridos niños, de que la droga hace mucha pupita. Ozzy se ha convertido en un viejo decrépito que da palmadas a destiempo y que sólo es capaz de balbucear algún triste “hijos de puta” al público. Triste.

Desapareció a mitad de concierto, dejando una mini jam a sus jóvenes compañeros de grupo, que eran técnicamente impecables (aunque después de la muestra de pericia con seis cuerdas de John Five con Rob Zombie, supo a poco). Quizá fue esta maestría a la hora de tocar, lo que destrozó los clásicos de Black Sabbath a la altura del betún. Frío, tirando a helado.


Kyuss lives!

Sin palabras. Conseguimos ver el concierto desde segunda fila (aunque eso supusiera golpes, litronas voladoras y muchos empujones). Impecables. Sonido del desierto en estado puro.

Creo que todavía sigo en shock con esa tocata. Me llegó muy dentro. Dieron lo que el público quería y en ese sentido, no defraudaron. Desde White Water a la movidísima Green Machine, con la que se despidieron hasta un corto bis. Sólo faltaron para mi gusto, Shine y Demon Cleaner.

martes, 21 de junio de 2011

Videodrome

Videodrome es una peli que acojona. Pero puede ser el título más adecuado para el post de hoy. Hacía tiempo que no pasaba por aquí. Pero me alegra el deciros que ya estoy de vacaciones, que tengo cosas que contaros y en general, que sigo con la mente despejada.

Lo que vengo a contaros hoy es algo nuevo: he desempolvado mi interés por lo audiovisual, gracias a un proyectillo que me ha motivado mucho. Se llama Limbo 2.0, y su primer episodio está ya en Youtube, La Espera.

Los que me conocéis bien, especialmente mis amigos de la época universitaria, sabéis que hay dos cosas que me hacen perder la chaveta: la música y las películas de David Lynch. De acuerdo, uno se hace mayor y cada vez le da más pereza el descubrir cosas nuevas. Es fácil anclarse en el pasado. Pero sigo siendo aquel estudiante de audiovisuales que una vez tituló a una de las canciones de su grupo Mulholland Driver.

Limbo 2.0, le debe mucho a Lynch. Especialmente a Cabeza Borradora. Lo mágico de este tío es que es capaz de meterte en películas sin pies ni cabeza, que son puras sensaciones. Cuadros abstractos. Inland Empire, o la segunda mitad de Mulholland Drive, por ejemplo, son auténticos lienzos en los que se mezclan con arte todos los estados posibles: desde la risa, a la fascinación por lo puramente estético e incluso, el miedo. Hay de todo. Y si intentas darle un significado, terminará saliéndote humo por la cabeza. Os lo aseguro.

La idea es sencilla, pero tiene su miga. Se trata de algo rápido: grabar en un lugar cualquiera. Cientos, miles de planos. Todos los posibles. Y todas las ideas son bienvenidas. La edición se realiza al día siguiente y es el propio puzzle de imágenes el que marca la historia. No hay guión. Se improvisa sobre lo que se tiene. Sobre ese montaje, se realiza una banda sonora, que no puede llevar más de un día en componerse y grabarse.

¿El primer resultado? La espera. Aquel día íbamos a comprar un trípode en el Mediamarkt y aprovechamos el propio polígono industrial de Mutilva para hacer los exteriores. El resto está grabado en el propio trayecto de ida y vuelta al Mediamarkt y el garaje de mi casa. Una pizca de Lynch, unas gotas de Cronemberg y una pizca del Fincher que hacía videoclips a la hora de editar, y todo listo.

No sabemos a dónde nos llevará la siguiente aventura. Aunque os diré que está grabada en parte en Madrid, entre Preciados y el mercadillo de La Latina. Habrá más episodios. ¿Cómo serán? Ni idea. Según nos dé el día. Y estamos buscando colaboraciones. Que la gente se involucre con nosotros.


¿Alguien se anima?

Ah! Podéis echarle un ojo a la banda sonora aquí: