miércoles, 23 de marzo de 2011

Querida Carmen...

Querida Carmen,

Te escribo estas líneas desde la estellesa, camino de Torres del Río. Ya sabes, las nuevas tecnologías lo permiten todo. Tengo todo el tiempo del mundo, el viaje es largo. Y movido por la falta de entretenimiento, quitando la música y el paisaje, que a veces ya es mucho, he decidido escribirte esta carta. Siempre he querido hacerlo.

Sabes que han sido días oscuros. Extraños, diría yo. Era como si hubiese una sombra. La sombra de tus circunstancias. No te conocía bien hasta ahora, siempre habías sido esa gran desconocida, cálida desconocida, que vivía en fotografías, en conversaciones fugaces, que casi siempre terminaban en un silencio incómodo. No me juzgues, por favor. Era el respeto a Vero, a Miguel, María y Alfredo el que me hacía estar callado. Me ha costado ver que el recuerdo, a veces es un regalo. Se nos ha dado el don de mirar atrás y sonreir.

Hoy Vero vuelve a sonreir. Está aliviada. Como te decía, han sido días extraños y has estado muy presente. Para ella y para mí en mi condición de novato entre los Irisarri Valencia. Pasamos Puente. Vero no sabe que te estoy escribiendo. Hace un par de días me dijo que te hubiese gustado conocerme. A mí, me hubiera encantado.

¿Qué puedo decir? Tu familia me trata como a uno más. Miguel es un buen suegro. Me río con María. Tienes unos nietos preciosos, que preguntan por tí. Pero sobre todo, tienes una hija a la que quiero con locura, por la que lucho cada día. Lucho por que sonría, Carmen. Aunque todo ésto que te estoy diciendo ya lo sabes. Te fuíste, pero no dejaste un hueco. Cada día estás con ellos, con nosotros. Y aunque se te echa en falta,se te recuerda.

Llegamos a Estella. Sólo quería saludarte. Y decirte que estaré por aquí.

Gracias, Carmen. Espero seguir conociéndote.

Pablo.

2 comentarios:

Verónica dijo...

Aysss que bonito love...

Lydia dijo...

Muy emotivo... supongo que Carmen está encantada de recibir una carta como esta...y otras muchas más.