miércoles, 18 de mayo de 2011

Gerónimo.

“¿Gerónimo?” pregunta ese tío. “Gerónimo” dice Mel Gibson al otro lado de la cabina, en uno de esos taxis blindados de Nueva York. El amor es Gerónimo. No recuerdo muy bien la conversación. Está sacada de la peli Conspiración. No pasará a la historia del cine, pero, de ahí viene. A estas horas suelo estar encerrado en mi habitación, con las cortinas echadas. Dormitando. Hoy tengo miedo de dormirme, pero eso es otra historia. Hoy quería deciros esa palabra: Gerónimo.

Gerónimo. Lo que elegirías decir si tuvieras que saltar de un avión, o tirarte barranco abajo. Y la palabra clave en una relación de verdad. Querer a otra persona, en el sentido más romántico del término, y hoy en día, parece que se minusvalora, es saltar al vacío y gritar Gerónimo. Eso es el amor. También está la consigna del crío de Love Actually: dejemos que el amor nos cosa a leches…

Tengo horas de vuelo. Llevo un tiempecito en esto de gritar Gerónimo.             Unas cuantas relaciones frustradas. Unas cuantas relaciones bizarras. Un falso amor. Y un año, siete meses y un día chillando como un condenado lo que os he dicho.

Gerónimo. Y sobran las palabras. En este año siete meses y un día han ocurrido muchas cosas. Cientos de canciones y de chistes privados… Antes de escribir este post, estaba fumándome un cigarro y he intentado pensar en todos ellos. Desandar el camino en los cinco minutos que me cuesta echar humo. Y no he podido. Me he dejado cosas en el tintero. Parece que no, pero da para mucho.

Gerónimo, decía… Puede que sea un buen título para una canción. Y aquí os pregunto algo: pensad en todas las canciones de amor que conocéis, ¿Las habéis contado? ¿Cuál es vuestra favorita? Yo tengo una con la que me siento muy identificado.

Mr. Jones de Counting Crows, un temazo. ¿Porqué? Porque trata de dos perdedores soñando con cual será la chica de sus sueños. En el fondo se reduce a eso. Hace tiempo yo me sentía Adam Duritz, el cantante, y Mr. Jones. Y de alguna forma, al Pablo de hoy, le encantaría volver a ver a ese Pablo adolescente, ya no digo joven (sigo siéndolo), y decirle “escúchala”. Lo mejor está por venir. Soy un jodido romántico, lo sé.

Ésto son sólo cinco días de ese año, siete meses y un día. Un pequeño resumen. Una idea que llamar propia, que diría Michael Stipe. Me pasé sus buenas horas haciéndolo, pero fue el plato fuerte, mi regalo para Vero en su día. Y un pequeño recordatorio. Vuelvo a tío Michael: no tengo mucho, pero lo que tengo es de oro. Y lo es.



A todos los que lo visteis, a ese puñado de visitantes, gracias. Así me siento. Pero sobre todo, gracias a ti, Vero.

Gerónimo!!!!!

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